Comentario
En que se contiene el camino que hay desde la ciudad de Antiocha a la villa de Ancerma, y qué tanto hay de una parte a otra, y de las tierras y regiones que en este camino hay
Saliendo de la ciudad de Antiocha y caminando hacia la villa de Ancerma verse ha aquel nombrado y rico cerro de Buritica, que tanta multitud de oro ha salido dél en el tiempo pasado. El camino que hay de Antiocha a la villa de Ancerma son setenta leguas; es el camino muy fragoso, de muy grandes sierras peladas, de poca montaña. Todo ello o lo más está poblado de indios, y tienen las casas muy apartadas del camino. Luego que salen de Antiocha se allega a un pequeño cerro que se llama Corome, que está en unos vallecetes, donde solía haber muchos indios y población; y entrados los españoles a conquistarlos, se han diminuído en grande cantidad. Tiene este pueblo muy ricas minas de oro y muchos arroyos donde los pueden sacar. Hay pocos árboles de fruta y maíz se da poco. Los indios son de la habla y costumbres de los que hemos pasado; de aquí se va a un asiento que está encima de un gran cerro, donde solía estar un pueblo junto de grandes casas, todas de mineros, que cogían oro por su riqueza. Los caciques comarcanos tienen allí sus casas, y les sacaban sus indios harta cantidad de oro. Y cierto se tiene que deste cerro fue la mayor parte de la riqueza que se halló en el Cenu en las grandes sepulturas que en él se sacaron; que yo vi sacar hartas y bien ricas antes que fuésemos al descubrimiento de Urate con el capitán Alonso de Cáceres. Pues volviendo a la materia: acuérdome cuando descubrimos este pueblo con el licenciado Juan de Vadillo, que un clérigo que iba en el armada, que se llamaba Francisco de Frías, halló en una casa o bohío deste pueblo de Buritica una totuma, que es a manera de una albornía grande, llena de tierra, y se apartaban los granos de oro de entre ella muy espesos y grandes; vimos también allí los nascimientos y minas donde lo cogían, y las macanas o coas con que lo labraban. Cuando el capitán Jorge Robledo pobló esta ciudad de Antiocha fue a ver estos nacimientos, y lavaron una batea de tierra, y salió cantidad de una cosa muy menuda. Un minero afirmaba que era oro, otro decía que no, sino lo que llamamos margajita; y como íbamos de camino, no se miró más en ello. Entrados los españoles en este pueblo, lo quemaron los indios, y nunca han querido volver más o poblarlo. Acuérdome que yendo a buscar comida un soldado llamado Toribio, halló en un río una piedra tan grande como la cabeza de un hombre, toda llena de vetas de oro, que penetraban la piedra de una parte a otra, y como la vido, se la cargó en sus hombros Para la traer al real; y viniendo por una sierra arriba encontró con un perrillo pequeño de los indios, y como lo vido, arremetió a lo matar para comer, soltando la piedra de oro, la cual se volvió rodando al río, y el Toribio mató al perro, teniéndolo por de más precio que al oro por la hambre que tenía, que fue causa que la piedra se quedase en el río donde primero estaba. Y si se tornara en cosa que se pudiera comer, no faltara quien la volviera a buscar, porque ciertos teníamos necesidad muy grande de bastimento. En otro río vi yo a un negro del capitán Jorge Robledo de una bateada de tierra sacar dos granos de oro bien crecidos: en conclusión, si la gente fuera doméstica y bien inclinada y no tan carniceros de comerse unos a otros, y los capitanes y gobernadores más piadosos, para no haberlos apocado, la tierra de aquellas comarcas muy rica es. Deste pueblo que estaba asentado en este cerro, que se llama Buritica, nasce un pequeño río; hace mucha llanada, casi a manera de valle, donde está asentada una villa de minas que ha por nombre Santa Fe, que pobló el mismo capitán Jorge Robledo, y es sufragana a la ciudad de Antiocha; por tanto, no hay que decir della. Las minas se han hallado muy ricas junto a este pueblo, en el río grande de Santa Marta, que pasa junto a él. Cuando es verano sacan los indios y negros en las playas harta riqueza, y por tiempos sacarán mayor cantidad, porque habrá más negros. También está junto a este pueblo otra población, que se llama Xundabe, de la misma nación y costumbres de los comarcanos a ellos. Tienen muchos valles muy poblados y una cordillera de montaña en medio, que divide las unas regiones de las otras. Más adelante está otro pueblo que se llama Caramanta, y el cacique o señor, Cauroma.